Giulio Cesare (Argentina)

Al igual que le ocurrió a Julio César, esta carretera te puede dar una puñalada en la espalda. Debido a la enorme altura los motores apenas cuentan con oxígeno. Además, los peraltes imposibles y el resbaladizo asfalto producen un cóctel casi mortal. En la parte alta la niebla se puede cortar con un cuchillo y las rocas tienen el tamaño de balones de fútbol. Hay que ir a tope casi sin ninguna visibilidad. “Simplemente tienes que ir oyendo las notas que te van cantando y tener esperanza”, dice Richard Burns, campeón del mundo de 2001.

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