Los coches de carreras del siglo XIX
Participó en la carrera de la muerte (París-Madrid).
Era un coche convencional, accionado por un motor de 4 cilindros de
aproximadamente 13.000 cc, con una potencia de 90 CV a 1.200 revoluciones. El
motor era de válvulas laterales alimentado por un único carburador, con un
cambio de tres marchas, transmisión por cardán y las suspensiones
anteriores y posteriores por ballestas semielípticas, integradas por
amortiguadores hidráulicos de doble efecto construidos directamente por Renault
(se usaba por primera vez en un coche de carreras).
El secreto de Renault fueron las ruedas traseras con llantas
desmontables. Gracias a eso durante la carrera sólo eran necesarias dos
personas para cambiar las ruedas en menos de 4 minutos.
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