FIA GT1, prototipos con piel de coche de calle


Fíjate bien en ese Mercedes-Benz CLK LM; aunque no lo parezca, está basado en un coche de calle que podía comprarse, no es un prototipo. Creo que ya ves por donde voy.
En la segunda mitad de la década de los 90, las 24 Horas de Le Mans no fueron dominadas por los prototipos, sino por los GT1; eso es porque para crear un prototipo tenías que seguir unas reglas muy específicas y sin mucho margen de mejora. El organizador quería evitar con esto que los costes de la categoría reina no se disparasen como en la época de los Grupo C.

Sin embargo, en la categoría inferior, GT, básicamente sólo impuso una regla: el coche debía estar basado en un coche de calle. Fabricantes como Porsche, Nissan y Mercedes-Benz vieron esto como una oportunidad de oro.
Crearon máquinas asombrosas, prototipos en toda regla, y a continuación fabricaban unas 25 unidades de una versión de calle (que era prácticamente idéntica), que acababan en museos o vendidas a jeques árabes.


Esta libertad de desarrollo acabó con el resultado predecible: que los GT eran capaces de luchar por la victoria general con los prototipos, y en 1995 y en 1998 Mclaren y Porsche vencieron con sus GT.
Esta mezcla de ambas categorías no agradaba al organizador, y buscaba la excusa para volver a dividirlas; la encontró en dos accidentes, uno del Porsche 911 GT1 en Road Atlanta en 1998 y otro el del Mercedes-Benz CLR en LeMans el año siguiente.
En ambos casos el coche levantó el vuelo después de tomar un bache mientras estaban justo detrás de otro coche, lo que demostró lo dependientes que eran de la aerodinámica y que eran potencialmente peligrosos. La categoría cambió completamente en los años siguientes como consecuencia.

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