WALTER ROHRL
Un tipo único, el alemán, y uno de los mitos del
automovilismo de carretera. Fue el azote de los pilotos nórdicos a finales de
los 70 y principios de los 80 y el cuarto integrante del exclusivo club de los
dos títulos, junto a Biasion, Sainz y Gronholm. Perfeccionista irredento, nunca
fue políticamente correcto y sus posicionamientos y críticas hacia determinados
pilotos y rallyes le hicieron granjearse la fama de arrogante. De hecho, ganó
esos dos títulos a pesar de negarse sistemáticamente a competir en determinados
rallyes, como el 1000 Lagos de Finlandia, que abiertamente detestaba. Eso sí,
había carreras donde se encontraba francamente a gusto y allí era poco más o
menos que imbatible. Fue el caso, por ejemplo, de Montecarlo, donde ganó cuatro
veces, algo que solo conseguirían luego Makinen y Loeb en la trayectoria
mundialista de la prueba. La verdadera diferencia es que Rohrl lo consiguió con
modelos de cuatro marcas diferentes, al contrario que sus rivales, que solo
ganaron allí con una. En 1982 consiguió batir con su veterano Opel Ascola 400 a
la todopoderosa armada Audi, con sus temibles Quattro de tracción total. Tras
un fugaz paso por Lancia, pasaría en 1984 a las filas del equipo de los cuatro
aros, con el que finalizaría su carrera en los rallyes y continuaría en los
circuitos.
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