ara muchos aficionados, el periodo entre 1982 y 1986 fueron los mejores de la historia de los rally. Fue sin duda el momento en el que más fabricantes se involucraron en desarrollar nuevas tecnologías para los coches de rally, que hasta entonces eran prácticamente coches de calle modificados. En cambio, los coches del Grupo B eran auténticos prototipos que no tenían nada que ver con nada que hubiésemos visto antes. Las marcas sólo tenían que fabricar 200 unidades de un coche base, que luego podían modificar como quisieran con el uso de nuevos materiales para conseguir un peso ridículamente bajo. El motor podía estar en cualquier parte del coche y en cualquier posición (muchos fabricantes lo pusieron donde habrían estado los asientos traseros) y no había restricciones en el turbo; con ese espacio y libertad de desarrollo, los motores multiplicaron por dos su potencia en apenas cuatro años. El Grupo B atrajo a muchos fabricantes, pero sobre todo ...
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