MARCUS GRONHOLM


Uno de los cuatro pilotos en la historia del Mundial de Rallyes que han sumado dos títulos, el finlandés ha sido seguramente el rival de mayor enjundia al que se enfrentó Sébastien Loeb, aunque cuando el francés caminaba con paso firme hacia la cúspide de su carrera y Gronholm se encontraba ya en la fase final de la suya. Se pasó la década de los 90 compitiendo el rallyes sueltos del WRC, sin un programa fijo ni la condición de piloto oficial con cierta continuidad, lo que sin duda condicionó sus posibilidades. Toyota había sido la marca que le abrió las puertas de la élite mundialista, aunque sería Peugeot, cuando decidió retornar al campeonato, el equipo que fichó a Gronholm para un programa completo, tras ganar cuatro veces el título nacional finlandés en Grupo A. En sus manos, el 206 WRC se convirtió en el coche a batir y fue con él con el que conquistó su primer rallye del WRC, Suecia 2000, su primer título, ese mismo año, y el segundo, dos años después. Con el 307 la firma del león comenzó su declive, hasta que se retiró, pasando Gronholm a Ford, marca con la que consiguió también una gran cantidad de triunfos.

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